abril 19, 2024

Hola, me llamo Betty, soy de Sinaloa. Me gustaría, si me lo permiten, contar una experiencia que tuve en la ciudad de Los Mochis. Hace algún tiempo, cuando se fundó la ciudad, se cuenta que había una mujer que era bruja, (o tal vez solo era superstición, no lo sé) pero ella era guapa y cuando uno de los americanos que compró las tierras y fundó el ingenio azucarero la conoció, se enamoró de ella.

Sin embargo, era extranjero. Rubio y de ojos azules, y ella una indígena. Aún así tuvieron un hijo fuera del matrimonio, el cual lamentablemente tenía retraso mental, razón por la cual el hombre menos reconoció al hijo. Sin embargo, apoyaba económicamente a la mujer que vivía en una cabañita junto al canal de desagüe; por donde pasan y pasaban los carros cargados de caña.

El muchacho se asomaba diario a la fábrica, y por su retraso era víctima de burlas y malos tratos por parte de los trabajadores que se divertían a costa del muchacho, sin que a su padre le importara, pues ni siquiera lo defendía. Además, era blanco como su padre, aunque con el cabello oscuro, y con ojos azules. Era un chico muy guapo y un día varios hombres de mal corazón lo violaron; y no conforme con eso, lo golpearon.

El muchacho regresó a casa lastimado gravemente, y la mujer fue a pedir ayuda a la fábrica. El padre del chico ya no quería nada de la mujer, pues su esposa había llegado desde Estados Unidos para radicar con él, y les pidió a los obreros que la corrieran. Éstos la humillaron, se burlaron de ella y no la dejaron pasar. Sin embargo, la mujer; furiosa, comenzó a sacar algunas cosas de su bolsa y a arrojárselas a los hombres, diciendo palabras en lengua indígena.

Los hombres, asustados; creyeron que la mujer les lanzaba brujerías, y la mataron. Para ocultar su crimen, la enterraron afuera de la fábrica. El muchacho permanecía en la cabaña esperando a su madre, que nunca regresó. El muchacho murió solo a causa de los golpes. Se dice que fue hasta que intentaron colonizar esa zona que encontraron su esqueleto, pues la zona estaba muy alejada de todo camino excepto el cañero. Y los choferes decían que olía a animal muerto por esa parte, pero creyeron que sería un perro o un coyote, pues pocos sabían de la ubicación de la casita.

Se dice que si pasas por el Ingenio Azucarero durante la noche, en una de las orillas puedes ver a una mujer que camina cojeando, y que si te ve te persigue para lanzarte polvo y cosas que trae en su bolsa. Además de que si te adentras por donde está el canal y los árboles, puedes escuchar los gritos de un joven con retraso, pero que se entiende claramente: “¡Mamaá!”. Pues bien, mi historia comienza ahora: En la preparatoria habíamos escuchado ese relato. A varios amigos y a mí nos fascinaba el tema paranormal, y queríamos investigar acerca de las leyendas de Los Mochis.

Nuestra oportunidad para tener un “pretexto” para hacerlo, fue cuando en tercero de prepa, nos pidieron que hiciéramos un trabajo de investigación serio, con investigación de campo, redacciones, notas, fotografías y de ser posible, videos. Pues nos juntamos varios amigos. Héctor tenía una cámara de video, Selene era muy guapa y se le daba bien hablar en público, yo redactaría los informes porque se me da bien escribir. Y Mario, pues él era un chico problema. Era el mayor del salón, tomaba, se drogaba, pero la ventaja es que tenía a su disposición la camioneta de su papá, nunca le reclamaban nada y hacía lo que quería. Pues entró también en el equipo.

Yo en la noche me escapaba por el tragaluz del cuarto donde dormía con mi abuela. Ella se tomaba sus pastillas y caía redonda, no despertaba hasta otro día aunque la casa temblara o se cayera un helicóptero. Pues bien, empezamos a investigar leyendas: que La Mujer de la Pérgola, que el hombre del Hotel Abandonado, hasta el demonio que se creía vivía en la cueva que está cerca de la playa del Maviri, todo a media noche.

Nunca nos pasó nada, gracias a Dios. Pero nos faltaba la leyenda de la Bruja del Ingenio Azucarero, y decidimos finalizar con esa. Fuimos varias veces, pero nada. Hasta que un dia, fuimos a la parte de atrás del canal, Mario iba tomando, y nosotros con la cámara. Empezó Héctor a filmar, Selene hablaba diciendo lo que habíamos redactado, y Mario tomaba. Nada. Cansados de que en ningún caso teníamos nada concreto, nos íbamos a ir, pero Mario dijo que iba a reprobar, que eso no. Que había gastado mucha gasolina… y empezó a gritar: -¡A ver hijo de tu puta madre, sal! ¡Se me hace que no te violaron, eres marica! ¿Te gustó lo que te hicieron? ¿Tú lo querías? Eres un pinche puto- Mario siguió ofendiendo al aire, cuando escuchamos el grito: “Mamaaaá” Al principio pareció como un ladrido o el sonido de un animal, pero luego se oyó con claridad: ”amá”. Selene se quedó quieta. Héctor empezó a buscar por todos lados. En esa época, estábamos en mayo.

El calor era insoportable incluso en la noche. Estábamos como a 36° y de repente se sintió un frío terrible. Con mucho viento helado y las hojas cercanas comenzaron a moverse y sinceramente, se nos quitó lo valientes. Todos corrimos a la camioneta. -Mario, vámonos – sugirió Selene. Mario quiso arrancar la camioneta, pero no hizo sonido alguno el motor. Era como si no tuviera motor, no encendía. -Déjate de pendejadas, Mario – dijo Héctor, totalmente pálido – Vámonos.- -No arranca – dijo Mario temblando. -No mames, wey – dijo Héctor. -Es neta, no arranca – dijo desesperado. En ese momento supimos que no era broma de Mario, y fue peor cuando sentimos como si alguien se hubiera subido a la parte de atrás de la camioneta y estuviera saltando en ella.

Seré franca, yo no volteé. Selene tampoco. Solo escuchamos una risa. Una risa grotesca. Mario y Héctor si miraron el retrovisor. Mario fue el primero en verlo y se quedó pálido. Nuestro amigo que presumía de ser un ateo irremediable, dando teorías acerca de su ateísmo y la inexistencia de Dios, comenzó a rezar algo que hasta la fecha llamamos “Padre Maria” mezcla de Padre Nuestro y Ave María. -“Padre nuestro, bendita entre las mujeres, danos nuestro pan de cada dia, y el fruto de tu vientre, y no nos dejes caer en tentación de gracia que eres llena….

– Ese tipo de incoherencias hasta que empezó a llorar.- Lárgate, wey, vete al infierno o de donde eres, pero vete, yo no quería hablarte.- Héctor estaba llorando y respirando agitado también, sin dejar de temblar. Fue Selene que se animó y tomó una botella de agua bendita; ya que en una de las investigaciones una persona nos dijo que si íbamos a andar en estas cosas lleváramos Agua bendita, rosario bendito y sal de grano, además de otras cosas que francamente no me acuerdo. Pues Selene tomó el agua y la roció sobre el tablero y le gritó a Mario – “Arranca” –

Lo hizo y milagrosamente la camioneta arrancó. Salimos como pudimos. A pesar de que eran como las tres y media de la mañana y no había tráfico, Mario estuvo a punto de chocar muchas veces, hasta que decidimos dejarlo en su casa y nosotros irnos en taxi. A los días pusimos el video en la prepa, en el salón audiovisual, y Mario se salió, pues dijo que no quería acordarse, pues donde sea miraba “A ese bato” – Muchos dijeron que era falso. Otros dijeron que era real pero que estábamos locos por jugar con eso. Igual sacamos un diez. Pero antes de apagar el televisor se apagó la luz sola tres veces, y lo mismo sucedió cada que poníamos el video donde fuera. Además que empezaban a pasar cosas.

En la escuela, antes de terminar el video a una compañera le dio un ataque epiléptico, siendo que no le daban desde los 12 años. En casa de Selene lo pusieron, y luego de apagarse las luces igual tres veces, uno de sus gatitos comenzó a llorar, luego atacó a la mamá de Selene, siendo que la quería muchísimo, y luego se convulsionó y murió. Por lo que nos dijeron que quemáramos ese video. Sin embargo, Mario siguió viendo al hombre del canal. Fue internado en el psiquiátrico de Hermosillo, Sonora, donde se suicidó. En su carta póstuma, dijo que se quitaba la vida, para ver si en el plano espiritual podía defenderse del hombre del canal, pues en vida éste lo atacaba y no podía defenderse. Selene se casó, igual que Héctor. Gracias a las redes sociales, nos contactamos hace poco.

Yo dejé Sinaloa, y ellos también se fueron de Los Mochis, pues dicen que no soportan pasar ni por error por esa zona. Esa es mi historia, espero que les haya gustado. Saludos

 

Beatriz Romero M.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *