La calle de la quemada
Encontró a doña Beatriz aún en el piso, la levantó con gran cuidado y quiso colocarle hierbas y vinagre sobre el rostro quemado, al mismo tiempo que le preguntaba qué le había ocurrido.
Y doña Beatriz que no mentía y menos a Fray Marcos de Jesús y Gracia que era su confesor, le explicó los motivos que tuvo para llevar al cabo tan horrendo castigo. Terminando por decirle al mercedario que esperaba que ya con el rostro horrible, don Martín el de Piamonte no la celaría, dejaría de amarla y los duelos en la calleja terminarían para siempre.
El religioso fue en busca de don Martín y le explicó lo sucedido, esperando también que la reacción del italiano fuera en el sentido en que doña Beatriz había pensado, pero no fue así. El caballero italiano se fue de prisa a la casa de doña Beatriz su amada, a quien halló sentada en un sillón sobre un cojín de terciopelo carmesí, su rostro cubierto con un velo negro que ya estaba manchado de sangre y carne negra.
Con sumo cuidado le descubrió el rostro a su amada y al hacerlo no retrocedió horrorizado, se quedó atónito, apenado, mirando la cara hermosa y blanca de doña Beatriz, horriblemente quemada. Bajo sus antes arqueadas y pobladas cejas, había dos agujeros con los párpados chamuscados, sus mejillas sonrosadas, eran cráteres abiertos por donde escurría sanguaza y los labios antes bellos, carnosos, dignos de un beso apasionado, eran una rendija que formaban una mueca horrible.
Con este sacrificio, doña Beatriz pensó que don Martín iba a rechazarla, a despreciarla como esposa, pero no fue así. El marqués de Piamonte se arrodilló ante ella y le dijo con frases en las que campeaba la ternura:
-Ah, doña Beatriz, yo os amo no por vuestra belleza física, sino por vuestras cualidades morales, sóis buena y generosa, sóis noble y vuestra alma es grande…
El llanto cortó estas palabras y ambos lloraron de amor y de ternura.
-En cuanto regrese vuestro padre, os pediré para esposa, si es que vos me amáis. Terminó diciendo el caballero.
Impresionante
Hace aprox. 5 años me paso algo que nunca me espere, era sábado y habia venido mi tia de visita, así que todos nos fuimos a dormir y alrededor de las 2:00 am, yo no podía dormir, y yo estaba acostado en el suelo y de repente alguien abrió la puerta de mi recamara y paso encima de mi, se sentía que era una mujer, ya que el peso era tan liviano, así que esta mujer o ser pasaba y pasaba que ya no aguante y le grite a mi tía que me ayudara porque alguien estaba pase y pase y al principio nadie me creyó. Pero ya van dos de mis tíos que les paso lo mismo y solo así me creyeron, lamentablemente en mi cuarto espantaban mucho, pero a mi papa en especial ya que el tiene esa gran facilidad para ver a los muertos, por decirlo asi es el blanco de los muertos. Hace tres años me dijeron sobre el libro de San Cipriano, así que me atreví a leerlo y en ese libro viene de como hacer un pacto con el diablo, de como convertirse en un animal, ritos, hechizos, obviamente pura magia negra y era el 2 de noviembre precisamente y yo estaba leyendo ese libro. Hasta que llego la noche y yo no estaba en casa, sino estaba en casa de mi abuelo allá en Acolman y de repente yo estaba acostado con mi primito y se pararon junto a donde yo estaba acostado, pero fue una sensación tan desagradable ya que sentía muchos escalofríos y miedo y me levante desesperado y algo me iba siguiendo y todos los perros de la calle comenzaron a ladrar como locos, inclusive el perro de la familia comenzó a ladrar bien feo y era tan claro que vieron algo muy malo, aveces pienso que era el mismo diablo.Saludos desde Tecamac.