Leyenda del Callejón del Suspiro

Cuando terminó de decir esto, el fraile le pidió que callase y lo dejara en paz. Que buscara a otra persona para solicitarle ayuda, pero la fantasmal figura le dijo angustiada que sólo él podría ayudarla, y la única forma que había era casándola. Confundido, fray Matías le dijo que no era posible casar a una muerta y a un ser de este mundo; el espectro le pidió que los casara en espíritu, porque ya estaba cansada de penar desde hacía cien años y su amado seguramente había ya fallecido. Fray Tolentino mostrándole una cruz exclamó: – ¿Cien años? ¡Regresa a tu lugar espíritu! ¡Yo te lo ordeno en nombre de Dios!
Entonces el fantasma se esfumó en la penumbra que envolvía al Callejón del Suspiro y el fraile emprendió el regreso a su convento con las piernas más cansadas y temblorosas, a un paso muy lento pero ayudado de su bastón que sin duda de no estar, el pobre fraile no habría podido dar ni cuatro pasos.
Transcurrieron así 6 años mas sin que la santa inquisición lograra atrapar al fantasma ya que nunca respondía a su reclamo y por eso les resultaba imposible apresarlo, fue entonces que el santo oficio decidió tapiar el callejón.
