Leyenda del Callejón del Suspiro
La ceremonia se celebró casi en tinieblas, con el frío de la noche y en medio de un silencio sepulcral, solo la voz del fraile retumbaba entre las paredes de la vieja capilla, y como si el sobrino del viejo fray Matías de Tolentino obedeciera antiguos mandatos, procedió al casamiento y pronuncio las siguientes palabras llegado el momento:
– En nombre de Dios, han quedado unidos en matrimonio y que solo la muerte los separe.
– No fray Tolentino – respondió el caballero – esta vez será al contrario, las muerte nos unirá.
Con pasos silenciosos que no escucharon en la quietud de la bóveda de la capilla – o así lo pensó el fraile-, los recién casados se alejaron, mas antes de alcanzar la puerta, el fraile los detuvo para preguntarles sus nombres.
– Mi nombre es Alonso García de Quevedo, – respondió el caballero, y a la luz de un sirio, la dama dijo:
– Yo me llamo Anunciación Avealar.
El fraile, quien hasta ese preciso momento pudo ver en aquel rostro descarnado del fantasma de una mujer vistiendo el traje de novia, sintió helar su sangre y llenó de terror gritó:
– ¡Dios mio! ¡Dios mio! ¡He casado a una muerta!